ERNESTO PEREZ

"Dad palabra al dolor; el dolor que no habla gime en el corazón hasta que lo rompe" W. Shakespeareel

La locura que ensordece la tierra

" una libertad que no se afirma nunca tan auténticamente como entre los muros de una cárcel, una exigencia de compromiso en la que se expresa la impotencia de la pura conciencia para superar ninguna situación, una idealización voyeurista-sádica de la relación sexual, una personalidad que no se realiza sino en el suicidio, una conciencia del otro que no se satisface sino por el asesinato hegeliano".
J. Lacan

viernes, 23 de julio de 2010

LA CEREMONIA DEL ESPEJO
Sobre un caso de travestismo


Vamos a presentar este caso que tiene que ver con el tema de la perversión y el diagnóstico diferencial, ya que van a estar en juego las tres estructuras clínicas. No sé si llamarlo caso ya que la construcción de un “caso” implica el establecimiento de la transferencia, cuestión que aquí no ocurrió porque el paciente abandona el tratamiento en las entrevistas preliminares. Situación que suele ocurrir con cierta frecuencia en la clínica de las perversiones: concurren cuando algo no anda bien con su partenaire, y luego abandonan, lo llamativo es que el partenaire que no funciona bien en este caso es su madre.
De todas formas es importante en el diagnóstico no inducir una calificación moral ya que puede haber perversión y normalidad, lo mismo que neurosis o psicosis y normalidad, “primero, hay perversos normales; segundo, hay perversos considerados como anormales, es lo mínimo; que si a partir del momento en que hay perversos anormales, hay también gente para considerarlos como tales a menos que las cosas estén en el orden inverso.”J. Lacan Sem 13 clase 22.
Lo normal es efecto histórico del discurso del amo, a partir de aquí debemos reconsiderar el concepto de perversión y que estatuto darle, ya que Freud si bien planteó la perversión generalizada para lo humano en su estatuto inconciente, reservó, como lo hizo la psiquiatría, el mismo término para referirse a los sujetos que se desvían de la meta sexual normal.

Primera entrevista:

J.C. tiene 17 años en el momento de la consulta. Viene acompañado de su madre quien comenta con gran ansiedad “que no sabe que hacer con su hijo, que lleva una vida anormal, que así ella no puede vivir y refiere directamente el problema: a él le gusta vestirse de mujer”. Comenta que ella no lo deja, que de todas formas él lo hace y va a bailar con ropa masculina pero que después se cambia y se viste de mujer
J.C. se mantiene callado, casi indiferente, mirando atentamente cada detalle del consultorio y al analista.
Cuando le pregunto a él si tiene algo que decir, contesta que no y se mantiene en silencio. Su madre vuelve a tomar la palabra y sigue diciendo “que así no puede vivir más, que esta situación la está enfermando”
Propongo que en la próxima entrevista venga el paciente solo.

Segunda entrevista:

J.C. es un adolecente afeminado, usa pelo largo muy cuidado, lo mismo que todo su aspecto personal. Comienza diciendo “Ahora mi madre sabe que soy travesti. Hace dos años me destapé y me empecé a vestir de mujer, me gusta salir así, especialmente a bailar, pero a todos lados, que me miren y se me acerquen por lo que soy”
“No me siento atraído por los sexos. Lo que quiero es transformarme en mujer, incluso pienso en operarme”
“Yo vengo por mi madre no por mí, yo no quiero cambiar, estoy bien así. Quiero que ella no sufra, me angustia que diga todo el tiempo que no puede vivir así”. Cuenta que es el menor de tres hermanos, que vive con su madre y el hermano de 23 años, y que su hermana mayor vive en el piso de arriba.
Cuando le pregunto por su padre dice: “no sé nada”. Le vuelvo a preguntar, como se llama, si vive: “no sé, no sé”, me vuelve a repetir. Llegado a este punto le digo que averigüe de su padre para la próxima.
Tercera Entrevista:

Llega puntualmente con un aspecto seductor, al igual que las anteriores entrevistas y dice: “Estuve averiguando como ud. me pidió. Según mi madre perdí a mi padre a los tres años. A partir de ese momento dormí con ella hasta más o menos los 12 años. Mi madre es bellísima, me encantaba salir con ella a caminar y hablar de todo, siempre fuimos muy amigos y salíamos juntos a todos lados hasta ahora”.
Vuelvo a retomar el tema del padre y entonces saca una foto y me la muestra: “me la dio mi mamá”. “Me contó que se llamaba Jesús y después de su muerte me llevaba al cementerio”
Noto que en la foto está aparentemente el padre con su hijo -que es él- de la mano, entonces le digo: “qué raro que haya olvidado tantas cosas” y J.C. responde: “Mire, no insista, él no significa nada para mí, es un tema cerrado”, desvía la vista y se pone a mirar por la ventana en silencio, pero como en pose para ser visto.
La angustia era así taponada con su posición narcisista, como un artista que busca el mejor ángulo para ser mirado.

Cuarta entrevista:

J.C. llega sonriente y seductor, desenvuelto con los movimientos de su cuerpo, y dice “antes no era así, era vergonzoso y retimido, porque a los 7 años se me cae una pared encima de una pierna, tuve que repetir, me dejó una marca. Me escondía de tímido y me quedaba desde afuera espiando a los demás”.
Entonces pregunto: ¿Recuerda qué miraba? “Me quedaba mucho tiempo mirando especialmente cómo mamá se vestía y se arreglaba. En varias oportunidades me puse frente al espejo y me maquillaba, me ponía también su ropa, lo más excitante era su ropa interior y la de mi hermana 1. Esto luego a partir de los 12 años se hace habitual, casi cotidiano. Sentía mucho placer al hacerlo. Lo más importante era vestirme de mujer, travestizarme, todavía no soy mujer-mujer, pero pienso en viajar a Chile para operarme y agregarme pechos y nalgas.”
“Por ahora no me interesan los muchachos, después veré. Nunca tuve relaciones sexuales con nadie, no me interesa”.
¿Esto de la operación, por qué piensa Ud. que todavía no se decidió a hacerlo?
“Es por mi madre, ella sufre del estómago y de alta presión, y una vez por un problema con mi hermano tomó pastillas.”
“Recuerdo que a los 12 años me enamoré de una chica del barrio de mi misma edad y mi madre me obligó a dejarla, porque el ambiente donde ella vivía decía que era muy malo, perjudicial para mí. A partir de aquí yo me dije por qué no puedo ser un travesti y comencé a construirme como tal.”

Comentarios y reflexiones sobre las entrevistas:

1º entrevista: Demanda de la Madre. Diag.: travestismo

2º entrevista: Diag.: Travestismo heterosexual, homosexual o narcisista?

Demandas: neurótica, quiere saber del goce
psicotica, quiere el ste. forcluído
perversa, sabe del goce y demanda adecuación (la madre no se adecúa)

3º entrevista: “Mi madre es bellísima”: ideal de la madre
“Mi padre no existe”: ¿represión, renegación o forclusión?
El objeto mirada como sostén2

4º entrevista: Ser “mujer-mujer” (empuje a La Mujer: ¿psicosis?)
“Travestizarse”, "me empecé a construir como mujer"
Castración, (escena de la pared)
Mirada como fetiche, (sostén de la identidad?)2

Discusión del Diagnóstico Diferencial

Para plantear el diagnóstico diferencial, debemos poner el repudio de nuestro paciente hacia el padre en el centro del problema. ¿Represión, renegación o forclusión?.
En primera instancia podemos decir que lo que J.C. retiene del padre es lo muerto, el cementerio, su nombre que lo coloca como Jesús crucificado, sometido al Otro.
Pero esto, lo debemos entender por el lado de la represión - ¿Se trata de una histeria masculina que ha reprimido el odio al padre, y su Ceremonia ante el Espejo es un acting? Por otro lado, en el accidente que relata haber tenido a los 7 años (esa pared que se le cae encima) ¿podríamos ubicar allí la irrupción del acontecimiento de la castración y el juego permanente de la mirada como la manera de instituir un objeto-fetiche para eludirla, renegarla?
¿O allí se comienza a sostener, en un rasgo de perversión, su precaria identidad señalada por la forclusión?
La función de la mirada es estructurante durante las entrevistas, constantemente se pone en pose para ser mirado, como un artista que busca el perfil que lo favorece. Trata de capturar la mirada del Otro para constituir su imagen que siempre intuye ideal. Ceremonia del espejo: Mirar-mirarse-ser-mirado, recorrido de la pulsión escópica donde se anudan objetos (polvos, cremas, corpiño, bombacha). Ceremonia secreta donde captura en un instante esta imagen ideal: “sentía verdaderamente placer".2
En las entrevistas refiere que lo más importante es “travestizarse”, vestirse de mujer, llegar a operarse y agregarse pechos y nalgas. Esto con inyección de siliconas que ha realizado. -Es un hecho que esta patología avanza con el desarrollo de la ciencia, cirugías estéticas que se practican según la oferta del mercado, lo cual posibilita técnicamente la transformación corporal, según cada cual, y la legislación que en algunos lugares avala este acto- “Travestizarse”, verbo que deja traslucir su posición subjetiva, pues dice no interesarle los muchachos porque todavía no se considera mujer-mujer.
“Todavía no se considera Mujer-Mujer”. Punto donde el narcisismo se instala constituyendo la identificación a La mujer. Pero esto corresponde a lo que Lacan señala como Empuje a La Mujer, que puede ser clave en el diagnóstico de psicosis no desencadenada,3 O puede tratarse de un Travestismo declarado con un síntoma transexual que sostiene como provocación, y en este caso estar castrado es una imagen que arroja al otro para su división.4
Podríamos decir que si bien el perverso sabe del objeto de su goce, no por eso ha logrado la felicidad, aparece la inadecuación al objeto, porque este está perdido, y su sustituto, el fetiche, es solo eso, un sustituto, y entonces aparece la idea de no haber llegado a ser Mujer-Mujer.

Con respecto del pasaje al acto de la operación de su pene, que él lo tomaba seriamente, no se trataba de una provocación y es aquí donde el sujeto choca con el sufrimiento de su madre. Una madre que le plantea un conflicto, porque si bien ella se opone concientemente a esta transformación, es ella la que lo ha llevado a esta posición. La madre obliga a JC a dejar a la chica de la cual estaba enamorado (según contó en otras entrevistas). Aquí termina con su actitud de cerrar una puerta tal vez al camino heterosexual, porque si bien su posición fetichista es evidente, esto podría corresponder, como Freud lo plantea, con la heterosexualidad.
Freud en su artículo sobre el Fetichismo refiere lo siguiente: "adviertase ahora qué función cumple el fetiche y qué fuerza lo mantiene; subsiste como un emblema del triunfo sobre la castración y como salvaguarda contra esta, además le evita al fetichista convertirse en homosexual, pues confiere a la mujer precisamente aquél atributo que la torna aceptable como objeto sexual".5

En nuestro caso, la muchacha que la madre prohíbe, tenía el pelo “deslumbrante" como a él le gusta. Su madre poco tiempo después de esta prohibición lo abandona, comienza a salir con un hombre, con quien sale también en la actualidad. Este abandono lleva al sujeto a la ceremonia del espejo, a la ropa de mujer, a “trasvestizarse”, como una manera de retener a su madre, y a pensar en la operación. Durante las entrevistas no toleraba los silencios y se defendía tratando de incomodarme, hacía algún ademán y preguntaba cómo lo veía.
Identificado a la mujer-madre-fálica que él encarnaba, su cuerpo entero era el fetiche sustituto del falo materno.
Oscar Masotta hablaba de perversiones del lado del padre (sadismo masoquismo) y perversiones del lado de la madre, y ahí ubicaba especialmente el fetichismo y el travestismo.6.
Pero en nuestro caso podríamos decir que él sostenía un empuje a La Mujer que cada vez le pedía más, es decir, el sacrificio de su pene.7
Habría que plantear que a primera vista parece paradójico que alguien identificado al falo materno busque la castración, pero aquí aparece la relación con El Goce del Otro, porque queda claro que J.C. se presta al goce de su madre, ella es la que sufre por él.
El goce del Otro implica la exclusión del falo, de ahí ese sacrificio como en el mito de Cibeles y Atis.8 En nuestro caso aparece una madre que lo abandona y es en esta etapa donde él piensa en operarse. Operación simbólica como plantea C. Millot en su libro Exsexo, que hace las veces de suplencia en las estructuras psicóticas.9
“Y entonces, les señalo algo que se llama Sex And Gender; es en inglés. Es de alguien llamado Stoler. Es muy interesante leerlo desde dos puntos de vista, en principio porque eso se da sobre un tema importante, el de los transexualistas, un cierto número de casos muy bien observados con sus correlatos familiares. Ustedes saben quizá que el transexualismo consiste precisamente en un deseo muy enérgico de pasar por todos los medios al otro sexo, aunque fuese haciéndose operar, cuando se está del lado masculino. Este transexualismo con las coordenadas que allí están, les hará aprender muchas cosas, porque son observaciones por completo utilizables. También aprenderán esto: el carácter completamente inoperante del aparato dialéctico con el cual el autor de este libro trata esas cuestiones, y que hacen que surjan las dificultades que encuentra para explicar todo eso. Una de las cosas más sorprendentes es a falta de toda guía que elude completamente la [fase] psicótica de esos casos, como jamás escuchó hablar de la forclusión lacaniana, esto explica muy rápidamente y muy fácilmente la forma de esos casos” Lacan Sem XVIII
En este punto de desinterés, se interrumpen las entrevistas, tal vez cuando se entera que su madre estaba mejor, porque a su vez había iniciado un tratamiento.

Conclusión:
1) Pensamos que el transexualismo es un síntoma que puede aparecer en las neurosis (casos de histeria masculina), en las psicosis (un empuje a La Mujer que verifica la ausencia del Ste del Nombre del Padre) y en las perversiones (cuando su acto divide al otro); lo más común es en estas últimas estructuras clínicas.
2) Existe una diferencia fundamental entre el travestismo neurótico, psicótico y el perverso.
En el travestismo psicótico lo que se perfila justamente es la relación narcisistica y el empuje a La Mujer, es decir piden la transformación quirúrgica. No viven delirantemente su transformación en mujer como Schreber, sinó que el empuje a La Mujer es una voluntad quirúrgica.
En las histerias masculinas que pueden llegar al travestismo es algo que últimamente se ha llamado transformismo.10
En los casos perversos suelen tener una salida homosexual o heterosexual como las memorias del Abate Choisy “Vestido de Mujer”, pero es estos casos la sorpresa de dividir al otro partenaire está en el centro de lo que es gozoso.11
El efecto sorpresa para los partenaires tanto varones como mujeres de la presencia del pene es lo que les produce exitación. Y en este concepto que Lacan elabora especialmente en Kant con Sade encontramos el núcleo de la estructura perversa, más allá de cualquier moralismo, es decir a aquel sujeto identificado con la ley obsena que como voluntad, goza con la angustia del otro.

En los casos, como el presentado, donde hay una perversión, que es aspirada por un empuje a La mujer, como travestista con una certeza transexual, podemos, pensar que el goce del Otro se impone al sujeto y puede pasar el umbral y llegar a operarse. En Otros casos pueden aparecer fenómenos elementales. O pasajes al acto donde pueden operarse o producir alguna mutilación, como manera de acotar la intrución del goce Otro.

Tres etapas en la evolución de este caso con rasgos de perversión:
1) Voyerista-Fetichista: Que va de los 7 años con el acontecimiento traumático, luego de la muerte de su padre, hasta los 12 años en que su madre le prohíbe salir con esa muchacha. Etapa de espiar especialmente a la madre y a la hermana.
2) Travestista: de los 12 años que comienza a vestirse cotidianamente como mujer Ceremonia del Espejo que coincide con abandonar la cama junto a su madre.
3) Transexualista: Que se inicia cuando su madre lo deja y comienza a salir en pareja con un hombre, es allí donde se desencadena la idea de operarse.
Pensamos que este paciente presenta una estructura muy narcisista que sostiene su identidad muy precariamente con una relación muy simbiótica con su madre. Podríamos ubicarla en un eje imaginario. Que con cada ruptura de la misma, es decir cada introducción de un tercero, provoca el desencadenamiento de rasgos de perversión muy severos que le permiten mantenerse estabilizado y evitar su descompensación psicótica.
Sostener un síntoma transexual es la expresión de un empuje a "La Mujer" cada vez más imperioso, porque como plantea Lacan refiriéndose a Schreber “por no poder ser el falo que falta a las mujeres, ser La Mujer que falta a los hombres”.12

Bibliografía:

1 *J. Lacan. Seminario 4. Clase 16: “Por el contrario, estar sorprendido corresponde también a un descubrimiento inesperado. Quienes asisten a mi presentación de enfermos han podido comprobar en uno de nuestros pacientes transexuales, que nos la describió, el carácter verdaderamente desgarrador de la dolorosa sorpresa experimentada el día que, por primera vez, vio a su hermana desnuda.”

2 *J. Lacan. Semiario 4. Más bien se trata de algo detrás de lo cual el sujeto se centra. Se sitúa, no ante velo, sino detrás, es decir en el lugar de la madre, adhiriéndose a una posición de identificación en la que esta tiene necesidad de ser protegida, en este caso mediante una envoltura.
Esto nos da la transición entre los casos de fetichismo y los casos de travestismo. La envoltura no es como el velo, sino una forma de protección. Se trata de una égida con la que el sujeto se envuelve, identificado con el personaje femenino.

3 *J. Lacan. Seminario 18. Y entonces, les señalo algo que se llama Sex And Gender; es en inglés. Es de alguien llamado Stoler. Es muy interesante leerlo desde dos puntos de vista, en principio porque eso se da sobre un tema importante, el de los transexualistas, un cierto numero de casos muy bien observados con sus correlatos familiares. Ustedes saben quizá que el transexualismo consiste precisamente en un deseo muy enérgico de pasar por todos los medios al otro sexo, aunque fuese haciéndose operar, cuando se está del lado masculino. Este transexualismo con las coordenadas que allí están, les hará aprender muchas cosas, porque son observaciones por completo utilizables. También aprenderán esto: el carácter completamente inoperante del aparato dialéctico con el cual el autor de este libro trata esas cuestiones, y que hacen que surjan las dificultades que encuentra para explicar todo eso. Una de las cosas más sorprendentes es a falta de toda guía que elude completamente la [fase] psicótica de esos casos, como jamás escuchó hablar de la forclusión lacaniana, esto explica muy rápidamente y muy fácilmente la forma de esos casos, pero ¡qué importa!.

4 *J. Lacan. Semiario 11. Clase 14: “El próximo día retomaré a lo que he llamado estructura de la perversión. Se trata propiamente hablando de un efecto inverso del de la fantasía. El sujeto se determina a sí mismo como objeto en su encuentro con la división de la subjetividad” $----->a para la fantasía neurótica, a----->$ para el fantasma del perverso

5 *S. Freud. Sobre el Fetichismo. Obras Completas
6 *Oscar Masotta. Ensayos Lacanianos. Edipo Castración y Perversión

7 *J. A. Miller. Matemas 1. Des-sentido para la psicosis. “Aquí he tenido que oponer la forclusión del Significante del Nombre del Padre y la forclusión del Significante de La Mujer. Son antinómicos. En el examen de la psicosis buscad LaMujer en el sujeto. Es el estigma clínico mas seguro de la forclusión del Nombre del Padre”.

8 *Cibeles y Atis. Diccionario. En la mitología griega, son personajes que reflejan este fenómeno: Cibeles, y Atis. Gran diosa madre de Frigia, Cibeles fue honrada en todo el mundo antiguo al punto de ser confundida con Deméter, la madre de todos los dioses. Su amante Atis era a la vez su hijo y su compañero. Cuando quiso casarse, ella lo volvió loco: él se castró y después se dio muerte. Ésta es la razón de que los sacerdotes de la diosa fueran eunucos.

9 *Exsexo. Ensayo sobre transexualismo. C. Millot: “Se podría situar el recorrido transexual de la siguiente manera: a falta del anudamiento por medio del Nombre del Padre, R S I estarían libres de no estar anudados por un cuarto, que consiste en la identificación del sujeto a La Mujer. Pero este cuarto solo mantiene unidos I y S. Lo Real en cambio, no queda anudado, y la demanda del transexual consiste en reclamar que en ese punto se produzca la corrección que habría de ajustar lo Real del sexo al nudo I y S. El síntoma transexual tendría así una función estructural, análoga a la que Lacan atribuye a la escritura para Joice”.

10 *J. Lacan. Seminario 4. Clase 10: “En el travestismo, el sujeto se identifica con lo que esta detrás del velo, con el objeto al que le falta algo. Los autores lo han visto en el análisis, sin duda, y lo dicen en su lenguaje —el travestido se identifica con la madre fálica, en la medida en que esta, por otra parte, vela la falta de falo.
Este travestismo nos lleva muy lejos en la cuestión que nos ocupa. Por otra parte, no hubo que esperar a Freud para abordar la psicología del vestido. En todo uso del vestido, hay algo que participa de la función del travestismo. Si la percepción inmediata, corriente, común, de la función del vestido es la de esconder las pudenda, la cuestión debe complicarse un poco a ojos del analista. Bastaría con que alguno de los autores que hablan de madre fálica quisiera darse cuenta de que significa lo que dice. Los vestidos no están hechos tan sólo para esconder lo que se tiene, en el sentido de tener o no tener, sino también para esconder lo que no se tiene. Una y otra función son esenciales. No se trata siempre y esencialmente de esconder el objeto, sino también de esconder la falta de objeto. Es una simple aplicación, en el caso de la dialéctica imaginaria, de algo que demasiado a menudo se olvida, a saber, la presencia y la función de la falta de objeto”

11 Vestido de Mujer. Memorias del abate Choisy (El deseo de cambiar de sexo existió desde mucho antes de la creación del término "transexualismo", como lo demuestra la historia del abate Choisy (1644-1734), quien vestía ropa de mujer y se hacía llamar condesa, pero mantenía relaciones sexuales con las muchachas del lugar)
“ La observación que es aquella etiquetada por Jean Genet de que hay siempre en el ejercicio del acto perverso un lugar donde el perverso sostiene por mucho que sea, ubicada la marca de lo falso. Les aconsejé volver a partir de ahí. Les aconsejaré hoy una lectura, que es una lectura para todos, por otra parte, que las aconsejo a todos y que les permitirá una ilustración muy simple y muy convincente de lo que estoy diciéndoles, de que es necesario partir del hecho de que la perversión es normal.
Dicho de otro modo, que en ciertas condiciones eso puede no ser trabajo en absoluto, mediante lo cual este libro, que me tomo el cuidado de pasar por lo librería, para que ustedes vean que existe y yo no recordaba ya que había sido imprimido en el Mercurio de Francia, muy recientemente, por otra parte gracias a lo cual ustedes pueden verlo, que se llama: Las memorias del abad de Choicy vestido de mujer, léanlo mediante lo cual ustedes verán dónde está el sano punto de partida concerniente al registro de la perversión.
Ustedes verán a alguien no solamente totalmente a sus anchas en su perversión, y esto de cabo a rabo, lo que no le impidió ser alguien que llevó una carrera lograda en el respeto general, recibir todas las marcas de la confianza pública, incluso real, y escribir con una perfecta elegancia un informe de cosas que en nuestros días nos pondría, literalmente la cabeza al revés y nos empujaría, incluso, a hacer cosas tan exorbitantes como un peritaje médico legal sin contar el descrédito que recaería sobre el alto clérigo, no obstante, muy conocido por ser particularmente experto en esas prácticas, mientras que en nuestros días se cree forzado a disimular esas cosas que no son signos sino de una relación sana y normal a las cosas fundamentales.”J.Lacan Sem 13 clase 22.

12 *J. Lacan. De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis. “Sin duda la adivinación del inconsciente ha advertido muy pronto al sujeto de que, a falta de poder ser el falo que falta a la madre, le queda la solución de ser la mujer que falta a los hombres”.

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